jueves, 24 de octubre de 2013
Artículo publicado en: Página Siete. Rev. Miradas. Sec. EL MEJOR VIAJE DE MI VIDA
Después de relatarles la forma cómo
recuperé una parte de mi identidad que pertenece a la cultura quechua, esta vez
sí quiero relatarles un viaje de recreación que realicé a Grecia, hace algunos años.
En mi juventud (de cuerpo) quería
conocer la ciudad luz por constituir,
para mí, la cuna de la modernidad: “liberté,
igualité y fraternité”, así como quise ser blanca, de cabello rubio y
lacio, además, hombre, y estudiar en
París. Y efectivamente cuando estuve allí, como algo simbólico me emocioné al
ver Notre Dame, pero también la Torre Eiffel, pues la sensación era como si por
fin alcanzaba un pedacito de esa idea de la Ilustración que se creó en mi
imaginario simbólico, en de un país colonizado como el nuestro.
Sin embargo, con el transcurso de los
años cada vez me intrigaba y sentía que quería y debía ir a Grecia, esas
intuiciones que una/o tiene y no sabe por qué, yo lo llamo tinkaso, me parecía que allí iba a encontrar algo, los orígenes de
algo que me incumbía.
La vida me brindó la oportunidad de
viajar, y me lancé sola al éxito. De solo sobrevolar el transparente y precioso mar Egeo de color
turquesa empecé a emocionarme, más todavía cuando de forma similar a cuando
uno/a llega a Bolivia y empieza a escuchar en el avión, música boliviana, en el
avión griego se escuchaban zorbas y sirtaquis (música griega) que me llegaban
al alma.
Cuando desembarqué en el aeropuerto de
Atenas realmente tomé conciencia de que estaba sola en un país extraño y recién
me pregunté que hacia yo allí, pero me hice pasar el miedo inicial y como si
hubiera ido muchas veces me fui detrás de un grupo de turistas que tomaron el
autobús hasta la plaza central “Sindagma”. Por algo dicen “donde estés haz lo
que ves”. Cuando llegué a la mencionada plaza dije: “Aquí cerca debe haber un
hotelito”, pensando que al llegar a La Paz una llega a San Francisco y ahí
mismo está la calle Sagárnaga, y efectivamente, cerca de “Sindagma” estaba el
barrio de “La Plaka”, algo muy tradicional, con sus callejuelas estrechas y sus
casitas blancas de techo azul. Pero lo más hermoso era que subiendo de manera
similar a la Sagárnaga, al final se encontraban las ruinas griegas y obvio, la
Acrópolis.
Fui rapidísimo a un hotel, me bañé y
cambié y de ahí a conocer. Llegué a un lugar del cual se veía de noche la
Acrópolis iluminada, realmente quedé absorta y maravillada, y como buena
admiradora de la modernidad me senté en una mesa y me pedí una copa de vino
para sorberla poco a poco al tiempo que observaba semejante maravilla.
Al día siguiente, me levanté temprano
y de ahí a trepar una senda de calvario con un calor que me quemaba los pies,
para, al final, llegar satisfecha a la puerta de la misma Acrópolis. La entrada
a la Acrópolis se realiza por una gran puerta llamada los Propileos, a su lado
derecho y frontal se encuentra el Templo de Atenea Niké, y originalmente, una
gran estatua de bronce de Atenea se encontraba en el centro es.wikipedia.org/wiki/.
En la mitología griega Atenea es hija de Zeus, nació ya adulta, de su frente,
cuando Hefesto le abrió la cabeza con un hacha para curarlo de los dolores que
le atormentaban. Atenea es la diosa de la sabiduría, de las artes y de la
artesanía. Representa la inteligencia creadora. Es patrona de los ceramistas,
de los tejedores, constructores y otros artesanos. Es una diosa guerrera, pero
carece del carácter violento e irreflexivo de Ares, sino que se sirve de la
valentía prudente, como se aprecia en la Ilíada.
También personifica la inteligencia (clara herencia de la figura de su madre) y la
sabiduría. aliso.pntic.mec.es/agalle17/dioses/atenea.html.
¿Por qué les cuento este significado?
Porque al sentirme parte de ese conglomerado de ruinas admiré y me identifiqué
con Atenea ya que considero que nací adulta al encontrar mi identidad perdida
por años, además de mi carácter guerrero que, con el tiempo se fue puliendo y
convirtiendo en valentía y firmeza sin bajar nunca la guardia en las luchas
cotidianas. Por otro lado, me resultó paradójico que, Grecia, cuna de la
modernidad y por ende de la democracia concebida por los hombres, no haya
permitido el voto a las mujeres y a los esclavos, teniendo a Atenea como diosa
de la sabiduría y sobre todo que represente a la inteligencia creadora.
Inmediatamente me puse a reflexionar
que justamente nuestras culturas ancestrales valoraban y valoran, ante todo, la
sabiduría entendida como experiencia vivida y convicción, asunto que aprendí de
don Policarpio Flores, yatiri de la comunidad de Kaluyo, provincia Ingavi, y no
solamente los conocimientos adquiridos en forma libresca, característica de la
modernidad. Por ello yo le pedí a la vida que, aparte de conocimientos teóricos
me proporcione ante todo sabiduría, para arribar a la “verdad”, obviamente mi
verdad,c como analizan Pierre Hadot y Michel Foucault : desde los ejercicios
espirituales a las “prácticas de si” (Michael
Chase. CNRS UPR 76/Centre Jean Pépin Villejuif-Paris).
Finalmente, tenía que
ser una diosa mujer quien represente la creatividad, por lo que parece que al
fin seremos reconocidas como orientadoras de las sociedades presentes y futuras
interculturales.
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